sábado, 1 de noviembre de 2014

Basilisco y Cocatriz.

El basilisco [1] (del latín basiliscus, y éste del griego βασιλίσκος basilískos: «pequeño rey») era un ser mitológico creado por la mitología griega que se describía como una pequeña serpiente cargada de veneno letal y que podía matar con la simple mirada, que consideraban el rey de las serpientes. Posteriormente se lo ha representado de diversas maneras siempre con características reptilianas.


Representación típica de un basilisco de 1510.
En el siglo VIII, el basilisco era considerado una serpiente dotada de una cresta con forma de corona o mitra en su cabeza, siendo el animal en sí de tamaño variado. Supuestamente, el basilisco nacía de un huevo de gallina empollado por un sapo, lo opuesto al cocatriz, que según se decía nacía de un huevo de sapo o serpiente empollado por una gallina. Más tarde, sin embargo, los rasgos de ambas criaturas comenzaron a ser indistinguibles.
Según Plinio el Viejo en su Naturalis Historia, el basilisco era oriundo de Cirene, y no medía más de 20 dedos de longitud. Poseía una marca blanca en la cabeza que se asemeja a una diadema. Además del poder de matar con la mirada, su influencia era tan nociva que su aliento marchitaba la flora del entorno y resquebrajaba las piedras. Los únicos métodos seguros de matarlo era con el canto del gallo, el cual aterrorizaba al basilisco, o con una comadreja, la cual era el único animal capaz de vencerle con su olor, si bien al coste de morir también ella misma.
Isidoro de Sevilla definió al basilisco como el rey de las serpientes, debido a su mirada letal y a su aliento venenoso. Beda el Venerable fue el primero en asentar la leyenda del nacimiento del basilisco de un huevo de gallina, rasgo con posterioridad usado para la cocatriz. Alexander Neckam fue el primero en especular que esta criatura no mataba con la mirada, sino por la "corrupción del aire" que su aliento generaba, una teoría también desarrollada por Pietro d'Abano


Una cocatriz o cockatrice es una criatura legendaria que parece un gallo con la cola de un lagarto, (en las isabelinas era un ornamento del drama y de la poesía), Laurence Breiner describió a esta criatura como; la cocatriz, que nadie vio, nació por accidente a finales del siglo XVI y murió a mitad del siglo XVII, una víctima de la nueva ciencia.[1]
Éste ser fue descubierto por primera vez a finales del siglo XII al encontrar una pista en la Historia Natural de Plinio,[2] como duplicado del basilisco o regulus. Pero, a diferencia del basilisco, la cocatriz tiene alas. Sin embargo, la Enciclopedia Judía (1906) los considera idénticos[

REFERENCIAS:
http://es.wikipedia.org/wiki/Cocatriz
http://es.wikipedia.org/wiki/Basilisco_(criatura_mitol%C3%B3gica)

Bestiario.

Un bestiario (o bestiarum vocabulum) es un compendio de bestias. Se hicieron muy populares durante la Edad Media en forma de volúmenes ilustrados que describían animales, plantas o motivos orgánicos de la naturaleza. La historia natural y la ilustración de cada una de estas bestias se solía acompañar con una lección moral, reflejando la creencia de que el mundo era literalmente la creación de Dios, y que por tanto cada ser vivo tenía su función en él. Por ejemplo, el pelícano, del que se creía que se abría su propio pecho para dar vida a sus polluelos con su propia sangre, era, a través de su sacrificio, una viva representación de Jesucristo. El bestiario, por tanto, es también una referencia al lenguaje simbólico de los animales en la literatura y el arte cristianos de occidente.
Dentro de los bestiarios encontramos bestiarios reales de signo positivo, como las aves (palomas, cigüeñas, águilas) y leones, bestiarios de signo negativo como serpientes, monos, liebres, cerdos, cabras, etc y bestiarios fantásticos como grifos, dragones, arpías, sirenas, basiliscos, centauros, etc.

REFERENCIAS:
http://es.wikipedia.org/wiki/Bestiario

Fenix.

El fénix (griego antiguo: φοῖνιξ[1] [2]romanización: phoînixpronunciación: pʰó͜ɪ̀nikʰs (clásica), pʰˈyːnikʰs (koiné), ɸˈyniks (bizantina)) correspondiente al Bennu egipcio, es un ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se trataba de un ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. Según algunos mitos, vivía en una región que comprendía la zona del Oriente Medio y la India, llegando hasta Egipto, en el norte de África. Muy presente en la poesía árabe (En árabe: العَنْقَاء Al- Anka).

El mito del ave Fénix, alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de supervivencia en el Más allá, pues el Fénix muere para renacer con toda su gloria. Según el mito, poseía varios dones, como la virtud de que sus lágrimas fueran curativas. En el Antiguo Egipto se le denominaba Bennu y fue asociado a las crecidas del Nilo, a la resurrección, y al Sol. El Fénix ha sido un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación, y la inmortalidad. Para Heródoto, Plinio el Viejo y Epifanio de Salamina, esta sagrada ave viajaba a Egipto cada quinientos años, y aparecía en la ciudad de Heliópolis, llevando sobre sus hombros el cadáver de su padre, a donde este iba a morir, para depositarlo en la puerta del templo del Sol.
Probablemente la leyenda del Fénix pasó de la tradición egipcia a la grecorromana a través del historiador Heródoto (484 - 425 a. C.), quien cuenta en sus historias que viajó a Egipto y conoció a los sacerdotes egipcios de Heliópolis.

REFERENCIAS:
http://es.wikipedia.org/wiki/F%C3%A9nix

Vampiros.

Un vampiro es, según el folclore de varios países, una criatura que se alimenta de la esencia vital de otros seres vivos (usualmente bajo la forma de sangre) para así mantenerse activo. En algunas culturas orientales y americanas aborígenes, el vampiro es una deidad demoníaca o un dios menor que forma parte del panteón siniestro en sus mitologías.
En la cultura europea y occidental, así como en la cultura global contemporánea, el prototipo de vampiro más popular es el de origen eslavo, el de un ser humano convertido después de morir en un cadáver activo o vivo depredador chupasangre.

Es probable que el mito del vampiro en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, provenga inicialmente de la necesidad de personificar la "sombra", uno de los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según conceptos de Carl Gustav Jung, y que representa los instintos o impulsos humanos reprimidos más primitivos. Así sería la encarnación del mal como entidad y una representación del lado salvaje del hombre o su atavismo bestial, latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.[2] [3]
Pero el mito, como es conocido en nuestros días, además del citado temor a los bajos instintos es también una combinación compleja de varios temores y creencias humanas que incluyen: la atribución a la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a la depredación y a la enfermedad o a la muerte y a su expresión más palpable como es el cadáver, así como a la fascinación temerosa por la inmortalidad y el instinto de supervivencia.[4]
Algunos estudiosos sugieren que el mito del vampiro, sobre todo el que se popularizó en Europa después del siglo XVII, se debe en parte a la necesidad de explicar, en medio de una atmósfera de pánico colectivo, las epidemias causadas por enfermedades reales que asolaron Europa, antes de que la ciencia lograra explicarlas racionalmente (Ver:Vampiro y Medicina).

 
REFERENCIAS:
 
 

Elfos.

Los elfos son criaturas de la mitología nórdica y germánica. Originalmente se trataba de una raza menor de la fertilidad y representados como hombres y mujeres jóvenes, de gran belleza, que viven en bosques, cuevas o fuentes. Se les consideraba como seres de larga vida o inmortales y con poderes de vida.

Las descripciones más tempranas preservadas de los elfos provienen de la mitología nórdica. En nórdico antiguo eran llamados álfar (singular, caso nominativo: álfr), y a pesar de que no existen descripciones más antiguas o contemporáneas, la aparición de seres etimológicamente relacionados a los álfar en varios folklores posteriores, sugiere fuertemente que la creencia en elfos era común entre todos los pueblos germánicos, y que no solo se limitaba a los antiguos escandinavos.
A pesar de que el concepto en sí mismo nunca está definido claramente en las fuentes existentes, los elfos parecen haber sido concebidos como seres o espíritus poderosos y hermosos. Nunca se han registrado mitos sobre los elfos. Varios hombres famosos parecen haber sido elevados al rango de elfos luego de su muerte, como el rey Olaf Geirstad-Alf. El héroe herrero Völundr (o Völund) es identificado como 'señor, líder, o sabio de los elfos' (vísi álfa, de víss, "certero, sabio") en el poema Völundarkvida. Un segundo título de Völundr es más oscuro: álfa ljóði, donde la raíz apunta a la expresión poética ljóðr o lýðr, "un pueblo, gente, hombres".,[4] [5] Este título se ha interpretado como "líder de los álfar", pero más probablemente como "uno del pueblo de los álfar", indicando que Völundr es uno de ellos y no simplemente un humano.[5] En la Saga de Thidrek una reina humana se sorprende al descubrir que el amante que la embarazó es un elfo y no un hombre. En la Hrólfs saga kraka un rey llamado Helgi viola y embaraza a una elfina vestida de seda.
Consecuentemente, el cruce entre elfos y humanos es posible en la antigua creencia nórdica. La reina humana que tuvo un amante elfo dio a luz al héroe Högni, y la elfina que fue violada por Helgi dio a luz a Skuld, quien se casó con Hjörvard, el asesino de Hrólfr Kraki. La Hrólfs saga kraka agrega que ya que Skuld era medio-elfo, era muy habilidosa en la hechicería (seid), y a tal punto que era casi invencible en la batalla. Cuando sus guerreros caían, ella los levantaba nuevamente para que continuaran luchando. La única manera de derrotarla era capturarla antes de que pudiera convocar a sus ejércitos, que incluían guerreros élficos.[6]
Hay también declaraciones en la Heimskringla y en la Þorsteins saga Víkingssonar de una línea de reyes locales que gobernaron Álfheim, que se correspondía con la provincia moderna sueca de Bohuslän y la provincia noruega de Østfold, y ya que tenían sangre élfica, se decía que eran más hermosos que la mayoría de los hombres.
REFERENCIAS:
http://es.wikipedia.org/wiki/Elfo